Todos nos hemos encontrado con aparentes contradicciones en la Biblia. El
problema es que cada vez más son los que, sin analizar o estudiar, llegan a la
conclusión de que “el papel aguanta lo que le pongan”. Por otro lado, la
actitud de “esto hay que aceptarlo por fe” muchas veces parece más bien una
excusa para esconder las dudas que provocan estas aparentes inconsistencias.
Examina las siguientes sugerencias que te servirán para no desconfiar del texto
bíblico, pero sin caer en una ignorancia disfrazada de espiritualidad.
No entres en pánico. Lo peor que puedes hacer es perder la calma y
que ello te lleve a conclusiones apresuradas con respecto a cierto pasaje. Recuerda
que, lo más probable es que el problema sea tu interpretación y no el pasaje
mismo. De todas maneras, con tranquilidad, repasa los hechos básicos del pasaje
y trata de definir con la mayor claridad posible cuál es la contradicción.
Incluso puedes escribirla para que sea más clara.
Deja que la Biblia hable. Sería ridículo pensar que Dios necesita que lo defienda una de sus
criaturas. Por ello, no acudas desesperado a explicaciones simplistas o
exóticas con tal de demostrar que la Biblia no está equivocada. Por ejemplo, la
salida de “quizá no está en el original” o “el griego quiere decir lo
contrario”, generalmente es demasiado fácil y no resulta una solución. Tu
actitud debe ser la de dejar que la Biblia entregue su mensaje tal y como fue
concebido por el autor, en la medida de lo posible. Casi siempre eso nos lleva
a buen resultado.
Muestra respeto por los autores bíblicos. Las personas en estos días parecen pensar
que los antiguos eran personas con menor inteligencia o capacidad. “Pablo dijo
que la mujer callara en la iglesia (1 Cor. 14:34), pero también parece permitir
a la mujer profetizar, si se cubre la cabeza (1 Cor. 11:5)”, dicen los
detractores. Sin embargo, antes de proclamar esta “obvia” contradicción, al
menos mostremos respeto por el apóstol. ¿Crees que un escritor sería tan
ingenuo o incapaz para no darse cuenta de que en el mismo libro dice dos cosas
tan inconsistentes? Al menos tenemos la obligación de pensar que el autor tenía
un propósito en mente o que la interpretación es diferente que la que nosotros
le hemos dado. Ese es el mínimo respeto que les debemos a los escritores de la
Biblia.
Interpreta lo oscuro a la luz de lo claro. Este principio es muy conocido y, de hecho,
bastante útil. Hay textos en la Biblia que son difíciles de interpretar. Busca,
si es posible, pasajes paralelos u otras secciones que hablen de manera más
clara sobre el tema del pasaje difícil. Por ejemplo, el pasaje de 1 Cor. 15:29
quizá no debe ser la fuente primaria de información acerca del bautismo o las
ceremonias que debemos realizar en nuestras congregaciones. Hay pasajes más
claros que hablan acerca del bautismo, tales como Mt. 28:19-20, Hch. 8:35-38 o
el ejemplo de Jesús en su bautismo en Mt. 3, Mr. 1, Luc. 3 y Jn. 1. En otras
palabras, siempre busca otros pasajes que te aclaren el tema.
Investiga las opciones de interpretación. Tarde o temprano tendrás que explorar otras
opciones en cuanto al significado de un pasaje problemático. En este punto
debes echar mano de comentarios o libros de estudiosos de la Biblia. Recuerda
que la explicación ofrecida debe concordar con el contexto y el propósito del
autor del pasaje. Lo mejor es tomar una posible opción y examinar con ella los
detalles del pasaje o pasajes para ver si concuerda con la intención del autor
y los otros datos que aparecen en él. A veces hay que considerar muchas
interpretaciones, pero siempre hay buenas alternativas que presentan una
solución a la dificultad presentada por el texto. ¡Confía en que la Biblia dice
siempre la verdad!