Este es un espacio para que las mentes al límite compartan ideas, pensamientos, puntos de partida y experiencias desde una perspectiva cristiana.
¿Eres calvinista o arminiano?
¿Son igual de ciertas todas las religiones?
Enteramente preparados... para ser relevantes en la sociedad
“En el mundo… no son del mundo… los he enviado al mundo” (Juan 17:11, 16, 18). Con esta triple perspectiva, Jesús expresa cuál es la posición de su pueblo, la iglesia, ante el sistema pecaminoso en el que vivimos. Lamentablemente, la mayoría de veces, hemos subrayado solamente la segunda de estas ubicaciones, perdiendo valiosas oportunidades de testificar, impactar y ser agentes del Señor en la transformación del mundo para su gloria.
En esta sesión, reflexionaremos en maneras bíblicas y prácticas de preparar nuestra mente, corazón y cuerpo para enfrentar los desafíos que la sociedad en decadencia nos plantea como seguidores de Jesucristo.
1. Preparación personal del siervo de Dios
Actitudes que se deben cultivar
* Proclamar a Dios como Señor de toda la tierra. Salmo 24:1.
* Compromiso ineludible con Dios y el prójimo. Salmo 146
* Trabajar en la adquisición y desarrollo de una sana conciencia social que sea sensible a los problemas sociales y no se aísle de los perdidos.
*Aceptar que la vida social es una manifestación de la vida ciudadana y no el resultado de conspiraciones infernales o inútiles actividades.
*No tomar o aceptar posturas políticas apresuradas. Sospechar de toda ideología que se proponga en el medio. Salmo 146:3-4.
*Mantener una actitud equilibrada ante los partidos políticos, los sindicatos, las luchas de los marginados: Ni activismo ingenuo, ni aislamiento irresponsable.
* Mantenerse informado de los acontecimientos políticos nacionales y mundiales y formarse una opinión inteligente de ello.
*Lea libros que tengan una correcta perspectiva bíblica con respecto al tema de los problemas de la sociedad. Recomiendo los siguientes:
** John Stott, La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos, Editorial Nueva Creación.
** Charles Ryrie, La responsabilidad social, Ediciones Las Américas.
** Bryant L. Myers, Caminar con los pobres, Ediciones Kairós.
** Stephen Charles Mott, Ética Bíblica y cambio social, Editorial Nueva Creación.
** Emilio Antonio Núñez, Teología y Misión: Perspectivas desde América Latina, Visión Mundial.
** Tony Campolo, Todos quieren cambiar el mundo. Ideas prácticas para la justicia social. Editorial Vida.
Acciones prácticas:
Lea la página editorial de los periódicos; vea los noticieros, pero también los programas de debates en los que se profundiza en las noticias.
Tome la decisión de modelar una vida de moralidad y honestidad a todo nivel; cumpliendo las leyes y respetando a los que están en eminencia (1 Pedro 3:16).
Participar en los ejercicios democráticos a todo nivel, con altura cívica e inteligencia política: en la iglesia, en la Universidad, en las asociaciones de profesionales, en los comités vecinales, en reuniones de pastores, etc.
Orar por las autoridades de la ciudad y del país, así como por las víctimas de la violencia, de la injusticia y los desechados por la sociedad.
Tomar la decisión de llevar un estilo de vida sencillo; es decir: un estilo de vida que “renuncie al desperdicio y se oponga a la extravagancia de la vida personal” (Compromiso evangélico con un estilo de vida sencillo, Comité de Lausana). Ello implica no comprar cosas por imagen social o status, sino vivir con lo necesario para estar cómodos, de acuerdo a nuestras posibilidades.
Aumentar la cantidad de dinero y ayuda para los necesitados (1 Jn. 3:18). Se reconoce que esto debe hacerse con inteligencia, pero ello no nos exime de la responsabilidad de ser generosos con todos aquellos que padecen.
Renunciar al consumo irracional que está caracterizando a las sociedades occidentales. Algunas sugerencias dadas por expertos ecologistas y sociólogos son:
Use menos artículos desechables.
No compre artículos enlatados.
Limite la compra de productos que contienen colorante: algunas gaseosas, ciertas galletas, boquitas (“churritos”), salsas, etc.
Use menos artefactos eléctricos.
Sea racional en el gasto de energía. Apague luces y aparatos eléctricos cuando no sean necesarios.
No dé regalos con empaques excesivos.
De ser posible, use sus propias bolsas cuando va de compras.
Rechace aquellos productos que dañan el ambiente.
Escriba, pronúnciese, dé su opinión a sus vecinos, proteste. No se quede callado.
2. Preparación de nuestra familia
La familia es la primera escuela. Aproveche para formar actitudes correctas ante la patria, los gobernantes, las actitudes cívicas, etc.
No haga de su familia una dictadura paterna. Dé oportunidad a sus hijos de planear, opinar o expresarse ante diversas circunstancias. A la vez, establezca una comunicación fluida y una relación de amor con su pareja para así ser un modelo de familia que “promueve el bien social”.
No promueva estilos de vida que están basados solamente en las modas o las marcas que promueven una imagen. Compre buena ropa y zapatos para sus hijos, pero no compre algo solamente porque es de la marca X.
Promueva en la familia el amor al trabajo y la responsabilidad. No permita que sus hijos crezcan con “dinero fácil” y la impresión de que todo el mundo les debe algo. Establezca responsabilidades familiares que todos deben cumplir. A la vez, recompense, felicite y estimule las actitudes correctas.
Comente en el seno familiar los acontecimientos de la vida nacional. Pida opiniones y aproveche para sembrar valores positivos. Trate de promover siempre una actitud pacifista (ej: el tema de las maras o el tema de la guerra en el Medio Oriente).
Enseñe a sus hijos una actitud de servicio a los demás. Busque que ellos sirvan a sus compañeros de estudio o amigos. A la vez, enséñeles a ser generosos con los más pobres.
Establezca límites y reglas claras para la casa. De esta manera, estará enseñando de una manera sencilla el cumplir la ley y alejarse de los problemas sociales.
Juegue con sus hijos. Enseñe de esa manera el juego limpio, el seguir las reglas, el respetar a los demás y la importancia de saber ganar y perder. Todos estos son valores claves en la vida social.
3. Preparación de las congregaciones
Recordar siempre que el evangelio tiene alcances totales, los cuales incluyen la sociedad. No creemos en un escapismo que, a la larga, resulta dañino para la naturaleza de la iglesia.
Cada congregación debe ser un modelo en el cumplimiento de las leyes y respeto a las autoridades. Además, debe ser un modelo de ejercicios democráticos y respeto a las opiniones de los demás.
Se debe promover una sana discusión acerca de la vocación y llamado a servir de cada cristiano. La idea es promover una actitud de servicio a Dios y al prójimo. El impacto de la iglesia proviene, en buena parte, de la promoción de una conducta ejemplar y que refleja los valores del reino de Dios.
La iglesia debe funcionar como la conciencia de la sociedad (No como un amo del Estado, ni como su esclavo). Cada congregación puede buscar espacios de expresión a través de los cuales se pueda educar, denunciar y protestar, así como felicitar y promover iniciativas.
La iglesia debe promover en su seno la solidaridad para con los demás. Debe haber un comité de ayuda y acción social que haga obras concretas a favor de los más necesitados, tanto dentro como fuera de la congregación (Gálatas 6:10). La congregación debe ser un espacio de expresión y ayuda. Estos proyectos de ayuda deben ser iniciados con cuidado y poniendo como motivación la fidelidad a Dios y el compromiso con el prójimo, y no la publicidad gratuita o la búsqueda de fama.
El pastor y los líderes que enseñan en la iglesia deben incluir aplicaciones en su enseñanza que sean parte de la vida real del país y no solamente de necesidades espirituales y actividades eclesiales.
La iglesia tiene la oportunidad de ser una orientadora para la sociedad en la que vive. Algunas ideas para lograrlo son:
Promover charlas acerca de temas que interesan al pueblo: el dengue hemorrágico, el SIDA, la inflación, cómo pedir empleo, cómo proteger a la familia de la delincuencia, ahorro de energía, etc.
Ofrecer las instalaciones para reuniones de ayuda: puestos de socorro en casos de desastres, reuniones de vecinos, funerales, campañas de limpieza y vacunación, etc.
Si hay personas en la congregación que expresan que su vocación es la participación social, se les debe pastorear a fin de que sean orientados adecuadamente, ya sea para desestimular su intención, como para dirigir de manera prudente, honorable e inteligente sus deseos de servir a Dios y al prójimo.
4. Preparados para enfrentar los riesgos
a. Si nos involucramos:
i. El riesgo de la ingenuidad.
ii. El riesgo de la tentación del poder.
iii. El riesgo de la fama.
iv. El riesgo de las alianzas inconvenientes.
b. Si no nos involucramos:
i. El riesgo de la irrelevancia.
ii. El riesgo de la dicotomía (separación de lo espiritual de lo cotidiano).
iii. El riesgo de la complicidad silenciosa.