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¿Eres calvinista o arminiano?

Publicado en
“El Bunker"
Shock 105.3 FM
Hace unos años, tuve la oportunidad de participar en una sección de preguntas teológicas en el programa de radio “El Bunker”, dirigido por mi amigo, Howard Andruejol en la recordada emisora guatemalteca Shock 105.3 FM. Esta fue la primera de las secciones de preguntas. En esa ocasión, respondíamos a “¿Eres Calvinista o Arminiano?”. Como la controversia entre ambas posturas teológicas, aún es de actualidad, publicamos en esta ocasión de nuevo el audio de esa sección.


¿Son igual de ciertas todas las religiones?

Publicado en la Biblia G3


“No seas tan engreído”, me dijo José, un maestro universitario, al escuchar mis ideas con respecto al cristianismo. Luego, él continuó: “No pretendas que el cristianismo es único. Lo importante es sentirse bien con uno mismo y tratar de hacer lo mejor para con los demás. Tú no puedes imponer tu idea de Dios a las otras personas. Cada quien tiene una idea propia de Dios y hay que respetarla. En ese sentido, todas las religiones son iguales; todas nos llevan a Dios”. La idea de José no es extraña en el mundo de hoy. Muchas personas piensan que lo importante es tener una religión para “estar bien con Dios” y calmar la conciencia. ¿Crees que esto es cierto? ¿Todas las religiones son iguales?
          En general, la religión implica tres elementos: aceptación de un sistema de creencias, obediencia a ciertas reglas de conducta y el cumplimiento de ciertos ritos y ceremonias. Todas las religiones poseen estos ingredientes, incluso el cristianismo. Es verdad, entonces, que el cristianismo posee ciertos elementos comunes con las demás religiones. También es cierto que los miembros de otras religiones pueden mostrar, en apariencia, más devoción a su creencia que muchos cristianos. Esto lleva a algunos a creer que esa religión es la verdad. Sin embargo, debes recordar que una cosa es la entrega a una causa y otra es si esa causa es verdadera. En el pasado hubo personas que creían que la tierra era plana. Ellos defendían esta creencia con todo su corazón, aunque ahora sabemos que estaban “sinceramente equivocados”.
Por otro lado, recuerda que no es posible que todas las religiones sean verdaderas a la vez. Si el hinduismo enseña la existencia de muchos dioses y el cristianismo enseña que hay un solo Dios (Deuteronomio 6:4; 1 Timoteo 2:5), no es posible que las dos estén en lo correcto. Una de las dos debe estar equivocada. Si el budismo afirma su creencia en la reencarnación y la Biblia afirma que está determinado que los hombres mueran una sola vez (Hebreos 9:27), es claro que están en abierta contradicción. Ambas no pueden ser verdaderas a la vez. La misma idea se mantiene en relación con todas las premisas fundamentales de la fe cristiana y de las otras religiones. Una debe ser legítima y las demás no. El punto es, entonces, discernir dónde se encuentra la verdad.
Lo cierto es que la fe cristiana se distingue de las demás religiones del mundo en varios factores fundamentales. En primer lugar, en un sentido muy real, todas las religiones representan el esfuerzo de hombres y mujeres por explicar cómo es el mundo en el que viven. Por el contrario, el cristianismo es la revelación de parte de Dios acerca de lo que es el mundo como su creación. En segundo lugar, las religiones son un esfuerzo meramente humano por alcanzar la salvación. De hecho, toda religión humana sostiene la idea de buenas obras que sirven para justificar a los humanos. El cristianismo es la buena nueva de parte de Dios de que no hay que hacer nada para salvarse; que él ya lo hizo todo (Efesios 2:8-9).
En tercer lugar, todas las religiones del mundo poseen líderes que se presentan como iluminados que han llegado a un alto grado de conocimiento espiritual. La fe cristiana proclama que su gran líder es el Dios que se hizo hombre (Juan 1:14). En cuarto lugar, las religiones siguen las enseñanzas de libros sagrados que han sido el producto de profundas reflexiones de parte de esos líderes religiosos. El cristianismo sigue las enseñanzas de un extraordinario libro –la Biblia—que surge, no del ingenio de los hombres, sino de la sabiduría de un Dios que se dio a conocer (2 Tim. 3:16).
En resumen, las religiones del mundo son un esfuerzo que comienza abajo (en la mente humana) y trata de alcanzar las alturas de la divinidad, mientras que la fe cristiana viene de arriba hacia abajo: la iniciativa de Dios buscando a los seres humanos pecadores para tener una relación con ellos. Las religiones ponen un gran énfasis en las ceremonias, mientras la fe cristiana hace énfasis en la relación personal con Dios, dejando las ceremonias como meros símbolos de realidades espirituales más profundas. Las religiones, por último, muestran caminos para vivir mejor, mientras que el cristianismo muestra el único camino a Dios: Jesucristo (Juan 14:6).
Al final de este análisis, hay que decir que, como esfuerzo humano, ninguna religión es verdadera. En este sentido ni siquiera el cristianismo como religión humana puede afirmar que tiene la verdad absoluta. El único que es verdadero es Dios. La única verdad en relación con Dios y nuestra relación con él, entonces, es aquella que proviene de lo que él ha dicho en Su Palabra. Así, el cristianismo solamente puede afirmar que posee la verdad en la medida en la que se acerque a las ideas que Dios ha dejado en la Biblia. Así, la pregunta de debes hacerte es a quién conviene creerle: si a los finitos humanos que han tratado de fabricar caminos para llegar a Dios o a Dios mismo, quien ha mostrado la senda para tener una relación viva con él.

Enteramente preparados... para ser relevantes en la sociedad


“En el mundo… no son del mundo… los he enviado al mundo” (Juan 17:11, 16, 18). Con esta triple perspectiva, Jesús expresa cuál es la posición de su pueblo, la iglesia, ante el sistema pecaminoso en el que vivimos. Lamentablemente, la mayoría de veces, hemos subrayado solamente la segunda de estas ubicaciones, perdiendo valiosas oportunidades de testificar, impactar y ser agentes del Señor en la transformación del mundo para su gloria. 

En esta sesión, reflexionaremos en maneras bíblicas y prácticas de preparar nuestra mente, corazón y cuerpo para enfrentar los desafíos que la sociedad en decadencia nos plantea como seguidores de Jesucristo.


  • 1. Preparación personal del siervo de Dios
    Actitudes que se deben cultivar
     * Proclamar a Dios como Señor de toda la tierra. Salmo 24:1.
     * Compromiso ineludible con Dios y el prójimo. Salmo 146
     * Trabajar en la adquisición y desarrollo de una sana conciencia social que sea sensible a los problemas sociales y no se aísle de los perdidos.
     *Aceptar que la vida social es una manifestación de la vida ciudadana y no el resultado de conspiraciones infernales o inútiles actividades.
     *No tomar o aceptar posturas políticas apresuradas. Sospechar de toda ideología que se proponga en el medio. Salmo 146:3-4.
     *Mantener una actitud equilibrada ante los partidos políticos, los sindicatos, las luchas de los marginados: Ni activismo ingenuo, ni aislamiento irresponsable.
     * Mantenerse informado de los acontecimientos políticos nacionales y mundiales y formarse una opinión inteligente de ello.
     *Lea libros que tengan una correcta perspectiva bíblica con respecto al tema de los problemas de la sociedad. Recomiendo los siguientes:
    **  John Stott, La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos, Editorial Nueva Creación.
     ** Charles Ryrie, La responsabilidad social, Ediciones Las Américas.
     ** Bryant L. Myers, Caminar con los pobres, Ediciones Kairós.
     ** Stephen Charles Mott, Ética Bíblica y cambio social, Editorial Nueva Creación.
     ** Emilio Antonio Núñez, Teología y Misión: Perspectivas desde América Latina, Visión Mundial.
     ** Tony Campolo, Todos quieren cambiar el mundo. Ideas prácticas para la justicia social. Editorial Vida.

    Acciones prácticas:
     Lea la página editorial de los periódicos; vea los noticieros, pero también los programas de debates en los que se profundiza en las noticias.
     Tome la decisión de modelar una vida de moralidad y honestidad a todo nivel; cumpliendo las leyes y respetando a los que están en eminencia (1 Pedro 3:16).
     Participar en los ejercicios democráticos a todo nivel, con altura cívica e inteligencia política: en la iglesia, en la Universidad, en las asociaciones de profesionales, en los comités vecinales, en reuniones de pastores, etc.
     Orar por las autoridades de la ciudad y del país, así como por las víctimas de la violencia, de la injusticia y los desechados por la sociedad.
     Tomar la decisión de llevar un estilo de vida sencillo; es decir: un estilo de vida que “renuncie al desperdicio y se oponga a la extravagancia de la vida personal” (Compromiso evangélico con un estilo de vida sencillo, Comité de Lausana). Ello implica no comprar cosas por imagen social o status, sino vivir con lo necesario para estar cómodos, de acuerdo a nuestras posibilidades.
     Aumentar la cantidad de dinero y ayuda para los necesitados (1 Jn. 3:18). Se reconoce que esto debe hacerse con inteligencia, pero ello no nos exime de la responsabilidad de ser generosos con todos aquellos que padecen.
     Renunciar al consumo irracional que está caracterizando a las sociedades occidentales. Algunas sugerencias dadas por expertos ecologistas y sociólogos son:
     Use menos artículos desechables.
     No compre artículos enlatados.
     Limite la compra de productos que contienen colorante: algunas gaseosas, ciertas galletas, boquitas (“churritos”), salsas, etc.
     Use menos artefactos eléctricos. 
     Sea racional en el gasto de energía. Apague luces y aparatos eléctricos cuando no sean necesarios.
     No dé regalos con empaques excesivos.
     De ser posible, use sus propias bolsas cuando va de compras.
     Rechace aquellos productos que dañan el ambiente.
     Escriba, pronúnciese, dé su opinión a sus vecinos, proteste. No se quede callado.

    2. Preparación de nuestra familia
     La familia es la primera escuela. Aproveche para formar actitudes correctas ante la patria, los gobernantes, las actitudes cívicas, etc.
     No haga de su familia una dictadura paterna. Dé oportunidad a sus hijos de planear, opinar o expresarse ante diversas circunstancias. A la vez, establezca una comunicación fluida y una relación de amor con su pareja para así ser un modelo de familia que “promueve el bien social”.
     No promueva estilos de vida que están basados solamente en las modas o las marcas que promueven una imagen. Compre buena ropa y zapatos para sus hijos, pero no compre algo solamente porque es de la marca X.
     Promueva en la familia el amor al trabajo y la responsabilidad. No permita que sus hijos crezcan con “dinero fácil” y la impresión de que todo el mundo les debe algo. Establezca responsabilidades familiares que todos deben cumplir. A la vez, recompense, felicite y estimule las actitudes correctas.
     Comente en el seno familiar los acontecimientos de la vida nacional. Pida opiniones y aproveche para sembrar valores positivos. Trate de promover siempre una actitud pacifista (ej: el tema de las maras o el tema de la guerra en el Medio Oriente).
     Enseñe a sus hijos una actitud de servicio a los demás. Busque que ellos sirvan a sus compañeros de estudio o amigos. A la vez, enséñeles a ser generosos con los más pobres.
     Establezca límites y reglas claras para la casa. De esta manera, estará enseñando de una manera sencilla el cumplir la ley y alejarse de los problemas sociales.
     Juegue con sus hijos. Enseñe de esa manera el juego limpio, el seguir las reglas, el respetar a los demás y la importancia de saber ganar y perder. Todos estos son valores claves en la vida social.



    3. Preparación de las congregaciones
     Recordar siempre que el evangelio tiene alcances totales, los cuales incluyen la sociedad. No creemos en un escapismo que, a la larga, resulta dañino para la naturaleza de la iglesia.
     Cada congregación debe ser un modelo en el cumplimiento de las leyes y respeto a las autoridades. Además, debe ser un modelo de ejercicios democráticos y respeto a las opiniones de los demás.
     Se debe promover una sana discusión acerca de la vocación y llamado a servir de cada cristiano. La idea es promover una actitud de servicio a Dios y al prójimo. El impacto de la iglesia proviene, en buena parte, de la promoción de una conducta ejemplar y que refleja los valores del reino de Dios.
     La iglesia debe funcionar como la conciencia de la sociedad (No como un amo del Estado, ni como su esclavo). Cada congregación puede buscar espacios de expresión a través de los cuales se pueda educar, denunciar y protestar, así como felicitar y promover iniciativas.
     La iglesia debe promover en su seno la solidaridad para con los demás. Debe haber un comité de ayuda y acción social que haga obras concretas a favor de los más necesitados, tanto dentro como fuera de la congregación (Gálatas 6:10). La congregación debe ser un espacio de expresión y ayuda. Estos proyectos de ayuda deben ser iniciados con cuidado y poniendo como motivación la fidelidad a Dios y el compromiso con el prójimo, y no la publicidad gratuita o la búsqueda de fama.
     El pastor y los líderes que enseñan en la iglesia deben incluir aplicaciones en su enseñanza que sean parte de la vida real del país y no solamente de necesidades espirituales y actividades eclesiales.
     La iglesia tiene la oportunidad de ser una orientadora para la sociedad en la que vive. Algunas ideas para lograrlo son:
     Promover charlas acerca de temas que interesan al pueblo: el dengue hemorrágico, el SIDA, la inflación, cómo pedir empleo, cómo proteger a la familia de la delincuencia, ahorro de energía, etc.
     Ofrecer las instalaciones para reuniones de ayuda: puestos de socorro en casos de desastres, reuniones de vecinos, funerales, campañas de limpieza y vacunación, etc.
     Si hay personas en la congregación que expresan que su vocación es la participación social, se les debe pastorear a fin de que sean orientados adecuadamente, ya sea para desestimular su intención, como para dirigir de manera prudente, honorable e inteligente sus deseos de servir a Dios y al prójimo.

    4. Preparados para enfrentar los riesgos
    a. Si nos involucramos:
             i. El riesgo de la ingenuidad.
             ii. El riesgo de la tentación del poder.
             iii. El riesgo de la fama.
             iv. El riesgo de las alianzas inconvenientes.
    b. Si no nos involucramos:
             i. El riesgo de la irrelevancia.
             ii. El riesgo de la dicotomía (separación de lo espiritual de lo cotidiano).
             iii. El riesgo de la complicidad silenciosa.


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