Este es un espacio para que las mentes al límite compartan ideas, pensamientos, puntos de partida y experiencias desde una perspectiva cristiana.
Mostrando entradas con la etiqueta películas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta películas. Mostrar todas las entradas
Un bellísimo enredo posmoderno
Considero que es una de las mejores películas de los últimos años y además una de las mayor contenido. De hecho, se podría decir que esta película logra la extraña combinación de entretener, emocionar, informar y provocar a pensar, todo envuelto en una extraordinario tapiz de imágenes extraordinarias y hermosas. En este sentido, se puede decir que es casi lo que se espera que el cine sea: comunica ideas de una manera entretenida y a la vez artística. Las ideas son claras, los personajes están bien logrados, la ambientación es muy cuidadosa y, en general, la experiencia es inolvidable. El cristianismo es retratado con bastante justicia; al menos en lo que se refiere a las doctrinas centrales de la Encarnación, el amor de Dios, el sacrificio de Cristo y la salvación del ser humano. La espiritualidad del film está centrada en Dios, a quien Pi acude muy a menudo y parece desarrollar una relación bastante buena con el Creador. De hecho, la película es una narración de un viaje que pretende inspirar a otros a acercarse a Él.
Me parece, a la vez, que esta es una de las exposiciones más acertadas y completas acerca de la cultura y las ideas posmodernas que se han presentado hasta ahora. Tres elementos refuerzan esta idea: Primero, el énfasis en lo estético es lo que se espera de la posmodernidad, con las imágenes fantásticas y el uso de recursos visuales tales como la relación con los animales. Segundo, la mezcla tan aparentemente dispar de ideas religiosas corresponde perfectamente con el pluralismo casi total que pregona la cultura actual. Así, el protagonista puede decir "Gracias, Visnu por presentarme a Cristo", como una muestra de esa apertura tolerante a todas las ideas y a todods los credos. De hecho, la película critica fuertemente al padre de Pi por decir "Creer en todo es igual que no creer en nada". Tercero, el concepto de la verdad es manejado de una manera altamente subjetiva. El final del film es básicamente un evangelio posmoderno acerca de la verdad.
Es necesario evaluar lo que vemos para reconocer lo que se nos predica a través de aventuras, personajes y eventos. Dos serían las objeciones principales ante las ideas presentadas en este film: en primer lugar, la mezcla tan disonante de ideas religiosas absolutamente opuestas, unidas con un concepto débil y ambiguo de "Dios" es ingenuo, irreal y que no hace justicia a las pretensiones absolutas de las religiones presentadas. En segundo lugar, sin duda, el concepto de la verdad que presenta la obra debe ser cuestionado, ya que la diluye tantoque la hace prácticamente un capricho de cada quien.
En resumen, me parece que esta película se debe disfrutar (esa es la palabra correcta: "disfrutar"), tal y como nos propone su director, pero no con una actitud acrítica. En otras palabras, no solamente debemos dejarnos llevar por las imágenes y las aventuras, sino que también debemos reconocer las ideas y filosofías que nos plantea. Con esa actitud de evaluación, creo que podremos vivir mejor la experiencia posmoderna que nos propone esta extraordinaria, pero espiritualmente caótica obra de arte.
Video de Apertura Convención Internacional de Liderazgo Juvenil
Este es el video con el que se inició la Convención Internacional de Liderazgo Juvenil 2008. La creatividad con la que está hecho sorprende y hace pensar. ¡Disfrutémoslo!
¿Una brújula que desorienta?
La más reciente controversia que rodea a la fe cristiana y que incluye una película (aún se debate La pasión de Cristo y El Código Da Vinci) es el reciente estreno de la película La brújula dorada (The Golden Compass), basada en el libro para niños Luces del Norte (Northern Lights) y parte de la trilogía llamada La materia oscura (His Dark Materials) del escritor británico ateo Phillip Pullman. Algunos grupos cristianos ya han comenzado una serie de protestas contra el film y algunos incluso han sugerido un boicot contra su exhibición. Más que entrar en una actitud de prohibiciones o pánico, en esta ocasión, quiero presentar cuatro elementos que pueden ayudar a orientar y tomar decisiones sabias, inteligentes e informadas a los creyentes.
1) El escritor, los libros y sus intenciones
Es verdad:
Pullman es abiertamente ateo. En una entrevista con el Washington Post (http://www.washingtonpost.com/ac2/wp-dyn/A23371-2001Feb18), el escritor declaró que había escrito sus libros para “debilitar las bases de la fe cristiana”.Las comparaciones y las conexiones con otros dos famosos escritores cristianos de Oxford (J.R.R. Tolkien, autor de El Señor de los Anillos y C.S. Lewis, autor de la serie de Las Crónicas de Narnia) han sido inevitables. Pullman ha declarado que no le gustan los libros de Lewis y que El Señor de los Anillos exalta demasiado la superioridad de “otro mundo”, mientras que él espera celebrar la existencia de “este mundo”.La organización que hace las veces de villano en los libros es “El Magisterio”, el cual está formado por hombres fríos e insensibles, que usan ropas clericales y utilizan edificios muy semejantes a catedrales católicas. De hecho, la palabra “Magisterio” es una obvia referencia a la autoridad jerárquica católica.
En uno de los libros, uno de los personajes dice: “El cristianismo es un error muy poderoso y convincente”. En otra parte se proclama: “Esto significará el fin de la Iglesia… el fin de todos esos siglos de tinieblas”.
Al final de la serie, los protagonistas se enfrentan con “Dios” (llamado Yahweh) y terminan desenmascarándolo y, finalmente, liquidándolo.
No es verdad:
Que al leer este libro sufrirás un lavado de cerebro y automáticamente te transformarás en ateo
Que este es un intento de “asesinar al Dios cristiano” o que es un ataque sistemático contra toda la fe cristiana. De hecho, Jesús ni siquiera se menciona en los libros. Pullman declaró: “El Dios que muere es el Dios de los que queman a los herejes y ahorcan a las brujas… ese Dios merece morir”. No se puede negar que hay algo de verdad en esa declaración.
A diferencia de El Código Da Vinci, que relata sucesos ficticios, pero con una obvia intención de afirmar que la historia está basada en hechos y documentos reales, La brújula dorada es una obra claramente de fantasía. Las líneas generales del argumento son simples: Una organización seudo-religiosa que busca controlar de manera autoritaria las vidas de las personas, unos niños que se rebelan contra ese control cuasi-nazi y una serie de criaturas fantásticas que protegen, atacan e interactúan con los héroes. Es una historia que llama la atención, sobre todo a los jóvenes y niños.
Los libros han sido aclamados por la crítica y han resultado ser un éxito de ventas en los Estados Unidos. Es obvio que Philip Pullman es un talentoso escritor. Quizá podría decirse que el caso se parece al de El código Da Vinci, donde muchos cristianos apreciaron la calidad literaria del libro, sin aceptar sus premisas.
El costo de la película –alrededor de los 150 millones de dólares –la ubica como uno de los megaproyectos del año. Las actuaciones estelares de Nicole Kidman, Daniel Craig y la voz de Sir Ian McKellen parecen asegurar un muy buen trabajo interpretativo. Estos nombres, de por sí, no aseguran un éxito de película, pero los cristianos deberíamos estar preparados para reconocer la calidad artística o técnica de una obra, sin estar aceptando, necesariamente, sus premisas o enseñanzas.
Es prudente comenzar diciendo que si el cristianismo ha soportado ataques aparentemente terminales (las persecuciones del imperio romano, las sucesivas uniones y alianzas con estados y emperadores, etc.), quizá no debemos pensar que un libro o una película acabarán con la fe de millones de personas o le dará un mal nombre a la verdadera iglesia de Cristo.
Lo anterior no implica que debemos aceptar o aplaudir lo que estas obras artísticas comunican. Sin embargo, las palabras de Romanos 8:31 resuenan aun hoy: “Si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros?”. Dios es mucho más poderoso que Phiip Pullman o que el director de la película, Chris Weitz.
El consejo bíblico de 1 Tes. 5:21 es oportuno: “Examinadlo todo; retened lo bueno”. Por ejemplo, en un sentido, los libros (y la película) pueden resultar siendo una buena crítica a cierto sector autoritario y cerrado del cristianismo. De hecho, quizá los intentos de boicotear la película o de prohibir los libros y sacarlos de las bibliotecas, sean actitudes más dignas del “Magisterio” que pinta Pullman, que de seguidores del Cristo de los cielos. A la vez, nuestras críticas a la película deben ser inteligentes; basadas en observaciones agudas y válidas y no solamente en el viejo argumento de que “es que utilizan magia”.
Un buen consejo es que la película puede y debe provocar discusiones francas y honestas acerca del tema de la libertad, la autoridad, la iglesia y, en último caso, Dios y la vida diaria. Por otro lado, si una persona o una familia, decide que no desea ver la película o leer los libros, es su decisión y debe ser respetada. Aun así, los padres de familia y líderes de las iglesias tenemos la obligación de mantenernos informados sobre lo que sucede en la cultura popular para “apacentar a la iglesia del Señor, la cual él ganó con su sangre” (Hch. 20:28). En todo caso, debería ser bastante claro, a estas alturas de la reflexión, que esta no es una inocente película para niños; con ideas ingenuas o neutrales. Es un tratado algo complejo; con ideas filosóficas claras y provocativas, y todo vestido con el multicolor ropaje de una aventura fantástica.
Quizá esta película proveniente de un libro escrito por un ateo militante sea un buen inicio para poner en práctica un ejercicio muy necesario para todos los cristianos: el discernimiento. Muchas veces, al encender la televisión, el reproductor de mp3 o entrar a la sala de cine, apagamos el cerebro. ¿Cuántas películas hemos visto esta semana que son 10 veces más "diabólicas" que La brújula dorada? Me refiero a las películas que enseñan valores y actitudes claramente anticristianas, pero como no son abiertamente “ateas”, no hay boicots o conspiraciones paranoicas. En pocas palabras, el cristiano debe aprender a observar, analizar y formarse un criterio maduro acerca de todo lo que sucede a su alrededor; no solo sobre los conceptos que atacan sistemáticamente al cristianismo.
Por mi parte, creo que cuando tenga la oportunidad, voy a ver la película (en estos momentos no se ha estrenado en América Latina). Considero que la censura o los ataques despiadados, muchas veces, lejos de lograr su propósito, pueden constituir publicidad gratuita. Por supuesto, iré con cierto prejuicio; con una mente ya a la defensiva, pero con la suficiente apertura como para ser gratamente sorprendido, si es el caso.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)