Este es un espacio para que las mentes al límite compartan ideas, pensamientos, puntos de partida y experiencias desde una perspectiva cristiana.
Daniel: Fidelidad en el mundo de la política
Uno de los aspectos más particulares de América Latina ha sido su política y sus políticos. La percepción de que "aquí se hacen las cosas así" ha llevado a la política latinoamericana a ser identificada con intrigas, trampas y maniobras desleales que buscan manipular a los pueblos en procura de intereses egoístas. En una época en la que los evangélicos han llegado a posiciones de importancia política y social, es lamentable decir que esa situación no ha cambiado mucho.
Un personaje bíblico que brilla como creyente y como funcionario público es Daniel. Este profeta sirvió de manera competente como consejero en tres gobiernos manteniéndose como un ejemplo de lealtad al Señor y a su pueblo. ¿Cuál fue su secreto? A continuación, señalamos tres pilares sobre los cuales este profeta edificó y sostuvo su fidelidad en el mundo de la política.
1) Su visión acerca de Dios
Para Daniel, Dios era más que un concepto teórico; era el motor de su vida y su actuación en la administración pública. Primero, el profeta entiende que el Señor es el director de la historia (Dan. 2:21-22, 28) por lo que puede decirse que los eventos nacionales e internacionales no son producto del azar, sino que responden al diseño de un Dios que mueve los poderes mundiales a voluntad. Segundo, Dios está por encima de los poderes humanos. En el cáp. 4, un terrible juicio cae sobre Nabucodonosor, rey de Babilonia, por su arrogancia. El propósito del castigo sobre el rey es presentar la superioridad absoluta del "Altísimo" quien "tiene el dominio en el reino de los hombres y lo da a quien él quiere" (Dan. 4:2-3, 32). Es clarísimo que, para Daniel, ningún rey o poder humano se puede comparar con el Dios de los cielos.
En resumen, el Dios de Daniel controla todos los aspectos de su vida personal y pública. Es tal la identificación con el Señor, que aun Darío ora "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre" (Dan. 6:16). ¡Qué fácil olvidan a Dios nuestros políticos! Parece que su fe llega a ser como un eslogan que los hace quedar bien. ¡Qué ejemplo el de Daniel! Su fe era un pilar sobre el que se sostenía su eficiencia como servidor público y su fidelidad delante de "su Dios".
2) Sus convicciones firmes
A menudo, los políticos parecen tener convicciones moldeables por las circunstancias y terminan expresando "posturas del momento" en lugar de verdaderas creencias. Daniel, en cambio, sostuvo sus convicciones hasta el fin. Por ejemplo, Dan. 1 menciona el conflicto relacionado con comer la comida del rey y la consiguiente pureza los jóvenes hebreos. Recordemos que el participar en esa comida implicaba ofrecerle su lealtad y su amistad incondicional al imperio babilónico. Las firmes convicciones de los jóvenes hacen que rechacen semejante compromiso que los alejaría de Dios y del pueblo cautivo. Los resultados, controlados por Dios, vindican la decisión de ellos. ¡Qué lección para los políticos que acostumbran ceder en "pequeñas cosas" y negociar sus convicciones por pura conveniencia!
Otra muestra de la firmeza de Daniel se observa en el cáp. 6, donde una trampa bien tejida por sus adversarios lo pone entre la espada y la pared. De acuerdo al v. 7, si Daniel ora a Dios, morirá. ¿Qué hacer? Podría razonarse que este es un asunto menor y que, de todas maneras, "en su corazón", él seguiría adorando a Dios, aunque no lo hiciera públicamente. Sin embargo, el v. 10 resalta el carácter constante del profeta. Siguió adorando a Dios públicamente, fiel a su costumbre y en abierto desafío a una ley que era injusta y malintencionada. Como se ve, Daniel enfrentó la pena de muerte por perseverar en sus creencias. Ante el fácil oportunismo, necesitamos políticos evangélicos que levanten la bandera de las convicciones cristianas, aunque ello implique sufrir frente al monstruo de corrupción que tiene atrapado al mundo político del continente.
3) Su visión realista de los poderes humanos.
Las alturas del poder no provocan mareos en Daniel. Por un lado, es optimista ya que cree en un mundo que es dirigido por un Dios lleno de sabiduría y conocimiento (2:21-23). A la vez, es realista en relación con la naturaleza del poder humano. Él es consciente de que los gobiernos son pecaminosos –algo que con frecuencia se olvida en una campaña política a favor de un candidato evangélico. El capítulo 7 presenta una visión de los reinos humanos en forma de bestias horripilantes (más allá del simbolismo de la descripción). Es dramático recordar que Daniel le llama "bestia" al imperio del cual es consejero, bajo riesgo de molestar el frágil ego del rey y exponerse a una colérica reacción. Daniel, entonces, no se engaña pensando que tal o cual gobierno o candidato es "el redentor del pueblo". Él sabe que el estado puede llegar a convertirse en una terrible fiera, digna de temer. Más de un político ingenuo debería recordar esta valiosa enseñanza.
Como se ha podido ver, Daniel era más que un "buen creyente" con buenas intenciones. Era un siervo de Dios que poseía capacidades extraordinarias, pero también una fe inquebrantable. Su fidelidad no sólo se extendía a sus compromisos religiosos, sino que abarcaba la totalidad de su vida como profeta y como consejero político. En un tiempo en el que los evangélicos incursionan cada vez más en este campo, necesitamos hombres y mujeres con una pasión intensa por Dios y que sepan defender sus convicciones para llevar nuestra fidelidad de la frialdad de la teoría al calor de la práctica… aun en el mundo de la política.
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Este próximo miércoles 10 de septiembre se acabará el mundo... otra vez
Encontré este interesante artículo en la BBC, el cual demuestra la ingenuidad que muchas veces demostramos los cristianos ante temas como este. Leanlo con atención y luego comentaré algo sobre la actitud bíblica ante el tema del fin del mundo.
¿Se acabará el mundo el miércoles?
Un gigantesco acelerador de partículas está a punto de ponerse en marcha en Suiza y un pequeño grupo de personas cree que eso podría suponer el fin del mundo. ¿Por qué estamos tan obsesionados con la posibilidad de un Apocalipsis?
El fin del mundo llegará algún día, eso es una certeza. Pero no ocurrirá pronto y es muy probable que no sea con un repentino y estrepitoso cataclismo este miércoles.
La mayoría de físicos considera que el proyecto es totalmente inofensivo.
Pero cuando uno ve un titular en el periódico que dice "¿Vamos a morir el próximo miércoles?", no puede dejar de preguntarse sobre esa fascinación con la idea del fin del mundo.
Se trata de uno de los conceptos más poderosos y antiguos de la humanidad, llámese escatología (teoría religiosa del fin del mundo), milenarismo, el fin de los días, el Apocalipsis o el desastre final.
"Es un patrón muy antiguo del pensamiento humano, incluso anterior a la Biblia y presente en la mitología de Oriente Medio, el caos final, la última batalla entre las fuerzas del orden y el caos", explica el historiador cultural Paul S. Boyer, autor de "Cuando el tiempo ya no exista: Creencias proféticas en la cultura moderna americana".
"Es un concepto profundamente arraigado desde el punto de vista psicológico ya que la idea de una existencia sin sentido es muy amenazadora", dice.
"Las sociedades humanas siempre han tratado de crear una especie de marco conceptual para dar significado a la historia y a nuestras propias vidas personales", añade.
Aunque la idea del fin del mundo figura en muchas religiones, las occidentales están más ligadas a la escatología cristiana.
En los primeros días de la Iglesia se daba por sentado que el Segundo Avenimiento y el fin del mundo eran inminentes.
La corriente principal del cristianismo se alejó de este tipo de ideas, pero grandes grupos de creyentes las adoptaron nuevamente en varias ocasiones.
"No es sólo un grupo marginal de lunáticos, es una parte integrante de toda la cristiandad. Pero en la rama más general de la cristiandad esto se pone en perspectiva como algo que podría ocurrir algún día", dice Stephen J. Hunt, sociólogo religioso y autor de "El Milenarismo cristiano: Desde la iglesia temprana hasta Waco".
"Pero ciertos grupos y movimientos creen que esto le pasará a su generación", agrega.
Cataclismos
Muchos grupos que habían predicho la fecha exacta del fin del mundo, la Gran Tribulación o la teoría del Arrebatamiento de la Iglesia, lo reconsideraron cuando llegó el momento y no pasó nada. Luego vinieron nuevas teorías.
Los Testigos de Jehová han hecho interminables predicciones sobre posibles cataclismos que nunca sucedieron, y tan sólo en los últimos años han decidido abandonar tales profecías. Sin embargo, estos augurios fallidos no han desanimado a los más creyentes.
No pasó lo mismo con los seguidores del Movimiento Millerista, liderado por William Miller, quién no sólo predijo el fin del mundo sino que dijo que ocurriría el 22 de octubre de 1844.
La fama de la secta aumentó a medida que se acercaba la fecha, se vendieron miles de periódicos y sólo una cosa pudo dar al traste con su popularidad, la llegada del 23 de octubre de 1844.
Este fallo fue conocido como la "gran contradicción" y los seguidores se fueron a raudales.
"Las actuales profecías son mucho más astutas", dice el profesor Boyer.
"Dicen que ningún hombre sabrá el día o la hora, pero que ocurrirá pronto", explica.
Carlos Roa está convencido de que sabe la hora. El guardameta argentino, mejor conocido por sus heroicos penaltis contra Inglaterra en el Mundial de 1998, rechazó renovar su contrato con el Real Mallorca a medida que el 2000 se aproximaba, ya que creía que el mundo se terminaba y tenía que prepararse. Cuando esto no pasó, no dudó en regresar al Mallorca.
"Un tema de poder"
Para muchos es fácil burlarse de los que creyeron y erraron, pensando sobre el modo o el momento en que el mundo se acabará, quizás respondiendo a una mera necesidad humana.
"Tiene que ver con un tema de poder", dice Michael Molcher, editor de la revista The End is Nigh ("El fin está cerca").
"En tiempos marcados por guerras o hambrunas, en tiempos generalmente malos, florecen las prédicas e ideas apocalípticas".
"Es la forma en que la gente controla el modo en que el mundo funciona. Lo único que no podemos predecir es el momento y modo en el que moriremos", señala.
Los grandes periodos de este tipo de ideas -Europa en torno al año 1.000, la Guerra Civil Inglesa, la Revolución Industrial en ambos lados del Atlántico, y el siglo XX- han sido momentos de grandes e intensas turbulencias.
"Un gran número de fundamentalistas están 'buscando señales'. Si hay otro tornado en Florida, son los que dicen que debe ser un castigo", dice Hunt.
Un tema común en algunos reductos cristianos milenaristas es el renacimiento de un Imperio Romano liderado por el Anticristo y conformado por diez naciones europeas.
El tema procede de la descripción de la bestia con diez cuernos del Libro de las Revelaciones.
Hasta hace relativamente poco esto se relacionaba con la Unión Europea, pero ahora que tiene 27 miembros, la idea se ha enfocado más en sus diez integrantes de la parte occidental del continente.
Cultura popular
La idea del fin de los días parece tener cabida en la cultura popular.
De la serie de novelas The Left Behind ("Los dejados atrás") se han vendido millones de ejemplares y gente de todo el mundo acudió en tropel a las salas de cine para ver las tres secuelas de "Profecía".
Pero sería erróneo decir tan sólo la gente religiosa cree en el fin del mundo.
En tiempos de la Guerra Fría el fin del mundo cobró la forma de armas nucleares, y hoy en día se habla de una catástrofe climática que daría paso a un mundo intacto pero sin seres humanos.
La predicción favorita de Molcher es la de una mujer convencida de que los planes chinos de construir una base en la luna alterarán su órbita y la enviarán peligrosamente hacia la Tierra.
Religiosos o no, los creyentes de estas teorías tienen en común que el mundo terminará algún día y aún hay muchos que quieren determinar la fecha.
Un predicador estadounidense, Ronald Weinland, predijo en su libro God's Final Witness ("El último testigo de Dios"), que Estados Unidos será destruido en los próximos dos años.
Lamentablemente, cuando uno trata de averiguar más y le envía un email, recibe una respuesta automática. Será que está demasiado ocupado preparando el final de los días.
Bien. El artículo muestra una adecuada investigación, propia de una institución periodística mundial. Digo lo anterior, porque obviamente no podemos acusar a la BBC de ser anticristianos; al menos en este artículo.
¿Calvinista o arminiano?
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"¡Detesto mi cuerpo!"
1. ¿Qué causa que lleguemos a detestar nuestro cuerpo?
A) La influencia de los medios y las modas. La publicidad actual ha hecho un énfasis exagerado en cierto tipo de persona a la que se califica de “atractiva”. La persona alta y delgada, de ojos azules y cabello rubio. Sin embargo, recuerda que estas imágenes están basadas en criterios mercantilistas y de ventas; no tanto –o no siempre– en la realidad. Además, los criterios de belleza son cambiantes. Quizá dentro de unos años la delgadez sea sinónimo de enfermedad y no de atractivo.
B) Las burlas de malos amigos. ¡Qué crueles pueden ser algunas personas! Para ellas, es muy fácil hablar mal sobre “ese gordo” o “aquella narizona”. Sin embargo, recuerda que si alguien se burla de tu cuerpo, ten la seguridad de que no se trata de un buen amigo, porque los buenos amigos se aceptan tal y como son. Además, no se ríen a costillas tuyas.
C) Comparación con amigos o conocidos considerados “atractivos”. “¿Por qué no soy como Susana (o cualquier nombre)?” Esa raíz de envidia puede enviarte directamente a un pozo que se llama frustración. La verdad es que tú no necesitas compararte con nadie. Eres especial así como eres; eso es lo que Dios dice.
D) Un estilo de vida no saludable. Por supuesto, el exceso de peso es un peligro para tu salud, aparte de ser un obstáculo en tu atractivo físico. El consumir golosinas en exceso, bebidas gaseosas, comidas rápidas, exceso de grasa, etc., te llevará, no sólo a verte mal y poco atractivo, sino que también afectará seriamente tu salud. La automedicación o el ignorar las enfermedades también son riesgos para la salud y para tu aspecto físico.
E) Una excesiva atención a lo externo. Es posible que estés ocupando demasiado tiempo en autocompadecerte solamente por unos pies grandes o unos ojos muy pequeños. ¿Y qué de tus cualidades internas? ¿Ya pensaste en ellas? ¿Te has tomado el tiempo de apreciarlas y cultivarlas?
F) Malos sentimientos o mala conciencia. A algunas personas se les nota en el rostro cuando están llenos de amargura y rencor. Si hay pecados sin confesar en tu vida o si hay relaciones rotas o conflictos sin resolver, debes esperar que tu apariencia general se vea afectada y tu actitud ante la vida sea negativa.
2. ¿Qué dice Dios acerca de tu cuerpo?
a) Eres creación perfecta de Dios. El Salmo 139 afirma: “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!”. ¿Te das cuenta? Parte de las maravillas de Dios es tu cuerpo. Él mismo te hizo, como dice el salmista “formidables y maravillosas” son las obras del Señor al crearte tal y como eres. Eso implica que no hay otro igual a ti. ¡Qué maravilla!
b) Fuiste hecho a imagen de Dios. Génesis 1:27 afirma: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Además de ello, más adelante, el v. 31, dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. ¡Tú estás en esa evaluación! ¡Imagínate! Dios comparte contigo parte de su ser como persona. Tus características morales, espirituales, sociales, creativas, etc., son parte de la Persona misma de tu creador. Aunque, por supuesto, la imagen de Dios no incluye el cuerpo (puesto que él no lo tiene, ya que es Espíritu), sí es emocionante pensar que compartimos características que Dios tiene. ¡Eso nos hace sumamente especiales como personas y como raza humana!
c) Eres muy valioso. Mateo 10:29-31 dice así: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos”. Si Dios se encarga de cuidar a toda su creación, es decir, los animales, las plantas y la naturaleza, Jesús afirma que tú y yo valemos mucho más que ellos.
d) Tu cuerpo es sagrado. 1 Corintios 6:19-20 dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo”. La idea de que el cuerpo es templo del Espíritu señala la santidad de tu cuerpo. No puedes hacer con él lo que se te antoje o abusar de él. Es de Dios, ya que él te compró a un precio muy alto: la vida de Su Hijo.
e) Con tu cuerpo sirves a Dios y a los demás. Romanos 12:1: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Es interesante notar que Pablo no nos ruega presentar los espíritus en sacrificio vivo, sino los cuerpos. Esto habla acerca de la función del cuerpo en servir al Señor. Por lo tanto, lejos de ser despreciable, tu cuerpo es una herramienta para bendecir a Dios y para ayudar en las necesidades de los demás. ¡Úsalo para la gloria del Señor!
f) Tu atractivo debe ser, primeramente, interno. 1 Timoteo 2:9-10 y 1 Pedro 3:4 hacen una lista de lo que debe ser el atavío (se dirige a las mujeres, pero creo que los principios son aplicables a los varones también): ropa decorosa, pudor, modestia, buenas obras; espíritu afable y apacible. Que tu apariencia siempre refleje estos valores y entonces, Dios te considera una persona sumamente atractiva.
3. ¿Qué puedes hacer para comenzar a amar tu cuerpo?
- Da gracias a Dios por haberte dado tu cuerpo. Hazlo en este momento y comienza a experimentar el gozo de la gratitud.
- Enfoca tu atención y tus energías en servir a los demás. Busca a alguien en necesidad y presta tu auxilio desinteresado y amigable. De esta manera, comenzarás a ver tus propias fortalezas y cualidades en el servicio a otros.
- Si escuchas comentarios burlescos en relación con tu apariencia, tómalos a la ligera y con un toque de humor. Las personas que no se toman demasiado en serio son más atractivas que las que se ofenden por todo. Además, si los que se burlan te ven afectado, enojado u ofendido, el resultado será, en muchos casos, contraproducente; es decir, se seguirán burlando para provocarte.
- Cultiva amistades genuinas con personas que te amen y te acepten tal y como eres.
Recuerda que la perfección absoluta sólo corresponde a Dios. De hecho, hay que decir que tus defectos –aun algunos físicos– son parte de tu personalidad y te definen como individuo. Por lo tanto, aprende a apreciarlos. Obviamente, si hay aspectos físicos o de conducta que se pueden cambiar, hay que hacerlo, pero recuerda que nunca estarás libre de defectos. - En cuanto a tu apariencia, hay cosas que puedes cambiar y hay otras que no. Haz un esfuerzo por mejorar lo que está a tu alcance. Considera los siguientes consejos:
- Cuida tus hábitos alimenticios. Procura comer sano y a tiempo. Evita las golosinas y las comidas con exceso de grasa, entre otras cosas.
- Haz ejercicios moderada y regularmente.
- Controla tu peso, no de manera obsesiva, sino buscando sentirte bien contigo mismo.
- Procura cuidar tu presentación personal:
- Vístete con modestia, sin exhibicionismos innecesarios.
- Mantén tu ropa limpia, planchada y de acuerdo a la ocasión.
- Toma un baño regularmente; limpia tus dientes después de las comidas; lávate el cabello con regularidad.
- Visita al médico y al dentista con regularidad; no solamente cuando estás enfermo. Es mejor la medicina preventiva que la curativa, y además eso ayudará en tu aspecto general.
- Cambia tu actitud ante la vida: sé optimista.
- Lee buenos libros. Es increíble cómo mejora la imagen de las personas con los conocimientos generales.
- Mírate en el espejo y haz una lista de las cosas buenas que tienes físicamente. Considera las que puedes mejorar y piensa en la manera en que lo harás. Esto te ayudará a establecer un “estándar personal de atractivo”, que no esté basado en el cine o la TV, sino en tu propio cuerpo. Por supuesto, recuerda no poner metas inalcanzables, sino realistas, basadas en tu propio atractivo y tus fortalezas.
- Ten cuidado con las cirugías estéticas. Aunque claro, en muchos casos extremos (quemaduras, accidentes, defectos graves) son una buena alternativa, hay que estar conscientes que, además de ser muy caras, conllevan riesgos y, de todas maneras, no eliminan los complejos de inferioridad.