Este es un espacio para que las mentes al límite compartan ideas, pensamientos, puntos de partida y experiencias desde una perspectiva cristiana.
Agentes de cambio en la familia (Estudio de caso)
Asuntos introductorios del libro de Judas
¡Auxilio! ¡No aguanto más!
¿Es posible celebrar en estos tiempos de crisis?
Este año será probablemente recordado como uno de confusión y turbulencia política en muchas partes del mundo. La crisis financiera en los EE.UU. provocó una inestabilidad económica en muchas partes del mundo, aumentó los niveles de desempleo y llevó el desánimo y el temor de muchas personas. En América Central la violencia llegó a extremos tales que varios de sus países (Honduras, El Salvador, Guatemala) se encuentran entre los países más inseguros del mundo entero, con niveles de asesinatos solo comparables con regiones en guerra. La emigración sigue creciendo y la confusión e inestabilidad política no han desaparecido de nuestros países. Muchos piensan --no sin razón-- que las celebraciones en estos tiempos son un lujo que no corresponde con la realidad.
Nosotros, como cristianos, no estámos aislados de la crisis. Nuestro poder adquisitivo ha disminuido, la inseguridad nos trae tensiones, angustia y temor. En un año como éste, ¿cómo se puede celebrar la Navidad? Muchos de nosotros, hemos pensado en algo menos costoso y más simple y sobrio, más a tono con estos tiempos difíciles. Tal vez este año vamos a gastar menos en regalos de Navidad o en la cena. Por supuesto, para algunos, la Navidad es sólo una oportunidad para compartir con la familia, disfrutar de una cena de Navidad o de compartir la alegría de los niños. Para otros, se trata de admirar las luces de Navidad de colores o simplemente para disfrutar de la alegre y un poco de espíritu nostálgico de la temporada.
Para nosotros, este año de crisis debería ser la oportunidad perfecta para contemplar de una manera más evidente la gracia de Dios a través de la Encarnación de su Hijo, y a celebrar esa gracia demostrada de variadas maneras en nuestra vida, nuestra familia y nuestras comunidades.
1) Esta es una temporada apropiada para darle gracias al Señor por la familia que tenemos.
2) Este es un tiempo adecuado para recordar y orar por todos y cada uno de nuestros amigos, los cuales han sido fieles durante todo el año en su amistad y apoyo moral y espiritual.
3) Vamos a estar agradecidos por las múltimples oportunidades de servir a otros, ya sea en las iglesias locales, en los centros de trabajo y estudio o en los vecindarios. Que el Señor siga enviando más oportunidades de ser instrumentos en sus manos para la bendición de otras personas, aun en medio de crisis económicas, sociales y espirituales.
Por supuesto, nuestra intención no es olvidar la crisis o subestimar sus graves implicaciones. No estamos tratando de escapar de la realidad para buscar refugio en una fantasía irreal. Por el contrario, creemos que, recordar lo que el Señor nos ha dado nos lleva a ser mejores administradores de nuestro tiempo, nuestros esfuerzos y oportunidades, lo cual nos lleva a ser más generosos, compasivos y solidarios con las necesidades de otros, y hacer un compromiso claro con lo que el Señor está haciendo en el mundo
Sí. Esta será una Navidad en medio de un mundo en crisis, pero para nosotros será una Navidad para declarar que el Señor es el dueño de nuestras vidas, de nuestro presente y nuestro futuro, de nuestra familia y ministerio. Convencidos de ello, encontramos esperanza en el mensaje que escucharon los pastores en la Navidad original:
- Que hay nuevas de gran gozo para todo el pueblo
- Que Jesús nació y que eso lo hizo parte de nuestra historia
- Que la gloria pertenece solo a Dios en las alturas
- Que ahora es posible la paz en la tierra
- Que Dios muestra su buena Voluntad para con los seres humanos
En esas verdades seguras y sublimes encontramos refugio para hacer de esta temporada una verdadera celebración de vida, una fiesta para la gracia y un monumento a la soberanía del Creador del Universo.
Es que repasar estos hechos históricos nos hacen recordar que sí hay razones para celebrar; nos hace declarar que las tragedias, las crisis y los problemas no son lo normal; son una circunstancia anormal; producto de un mundo que aun no reconoce al Señor del Universo.
Recordar que Jesús nació para salvarme a mí produce una sonrisa de esperanza. Recordar esos hechos indudables nos hace decir con todas nuestras fuerzas y con toda la voluntad de nuestros corazones:
¡Feliz Navidad, queridos amigos! ¡Que la paz del Señor esté siempre con vosotros!
Conformidad o rebeldía... Un equilibrio necesario
- Ø Primer nivel: Amplias normas sociales que se deben cumplir para ser parte de una comunidad. Por ejemplo, cumplir con las diversas leyes del país, pagar impuestos, respetar la propiedad privada, etc.
- Ø Segundo nivel: Normas de la comunidad. Ejemplo: presentar documentación en la garita de control de acceso, pagar al vigilante de la colonia, hacer cola ordenadamente para comprar o pagar algo, etc.
- Ø Tercer nivel: Normas de grupos específicos: En el trabajo (se exige puntualidad, estándar de calidad como trabajador, etc.); entre amigos (se exige lealtad, se acepta el uso de cierto lenguaje coloquial, etc.); entre colegas (se respeta la ética profesional).
- Ø Cuarto nivel: Normas familiares: A qué hora es aceptable llegar a casa, qué tipo de películas se debe ver, cómo se toman las decisiones, etc.
- Se conformó a la humanidad, siendo uno de nosotros en todo, pero sin pecado (Jn. 1:14; Heb. 4:15).
- Permaneció en rebeldía permanente contra el pecado y la corrupción; contra el error, la “autocomplacencia” y la soberbia (Mt. 20:25-28).
- Cristo vino porque desea que nosotros vivamos como él; que vivamos una vida abundante (Jn. 10:10), conformes sólo a su carácter santo (Rom. 8:29). ¿Serás tú lo suficientemente rebelde y valiente como para ajustarte al estilo de vida del Hijo de Dios? ¡Que así sea! Amén.
¿Por qué insistimos en la autoridad de la Biblia?
Esta es una acelerada época que busca resultados efectivos a corto plazo. En el terreno del ministerio de la iglesia, lo anterior implica la búsqueda, a veces entusiasta, a veces desesperada, de métodos para alcanzar frutos rápidos y visibles. En relación con el ministerio juvenil, el fenómeno es, quizá, más acentuado aún. La mayoría de líderes juveniles están en permanente búsqueda de métodos más divertidos, más recientes o más emocionantes para instruir, entretener o simplemente motivar a los jóvenes. En este contexto, las fuentes de autoridad también se tambalean y se vuelven inestables y cambiantes. Así, los ministerios que insisten de manera obstinada en que la Biblia es la máxima autoridad en todo asunto de fe y práctica corren el riesgo de ser tildados de ingenuos o, peor aún, obsoletos. ¿Por qué deberíamos empeñarnos en mantener la autoridad absoluta de la Palabra en estos globalizados tiempos de los métodos gerenciales y tecnocráticos? Considera las siguientes cuatro razones teológicas.
Me gradué... Y ahora, ¿Qué voy a estudiar?
Siete consejos sobre la vocación, la voluntad de Dios y los estudios
Los compañeros comienzan a despedirse... se acercan los exámenes finales... hay que comprar el vestido de graduación... hay que hacer los últimos pagos... Todo este ambiente anuncia la llegada del momento agridulce del final de los estudios secundarios. La meta de la graduación está muy cerca. Sin embargo, hay otros pensamientos que asoman inoportunos: “Qué voy a estudiar ahora?”; “¿A qué me voy a dedicar?” “¿Por qué cuesta tanto decidir?”.
Los siguientes consejos tienen como propósito ayudarte en la delicada y emocionante decisión de tus estudios y tu vida futura.
1. Dale a esta decisión la importancia debida.
Esto significa que no debes relegar el tema a un segundo plano con la actitud de “cuando llegue a la ventanilla de la universidad voy a decidir”, aunque tampoco debe ser motivo de continuos desvelos.
2. Ora al Señor buscando su perfecta voluntad y dependiendo de él.
No menosprecies la oración. Recuerda que la Palabra de Dios nos anima a que “sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
3. Rodéate de buenos consejos y consejeros.
La Biblia enseña que “Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman” (Proverbios 15:22). Escucha el sano consejo de tus padres, de tus maestros del colegio o de líderes maduros de la iglesia. Sus palabras podrían ser una luz en un camino que se ve algo borroso y te ayudarán a tomar una mejor decisión.
4. Consigue toda la información que puedas:
(a) En muchas instituciones educativas de secundaria se ofrecen pruebas vocacionales que buscan descubrir y hacer patentes tus aptitudes, tus intereses y tus características como persona.
(b) Conoce las diferentes universidades que hay en la ciudad y consigue prospectos de las carreras que ofrecen. Averigua cuáles son los servicios que se ofrecen (biblioteca, transporte, fotocopias, librería, etc.) y, además, los costos del estudio y de esos servicios. Habla con amigos que estudian en distintas instituciones y pregunta acerca de las ventajas educativas, el nivel académico, las clases, el ambiente, etc.
(c) Con objetividad, analiza los límites que tienes y los obstáculos que te presenta el estudiar en tal o cual institución universitaria. Por ejemplo, si los costos son muy altos, si la universidad está muy lejos o si se exige cierto nivel de calificaciones que, quizá tú no tienes, analiza si debes trabajar para pagar los estudios, etc.
5. Usa criterios claros, basados en tus valores.
Los siguientes, son algunos criterios que puedes usar para evaluar una carrera:
(a) Escoge una carrera que te permita glorificar al Señor y servir a los demás: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24).
(b) Escoge una carrera que te permita realizarte como persona y que te dé satisfacción en el trabajo: “es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor” (Eclesiastés 3:13).
(c) Escoge una carrera que te dé constantes oportunidades de desarrollo profesional y no que te obliguen a estancarte.
(d) No escojas una carrera solamente por uno o varios de por los siguientes motivos:
Ø Porque esa es la carrera que estudiarán mis amigos.
Ø Porque esa carrera es más fácil.
Ø Porque es la que da más dinero.
Ø Porque es la carrera más corta.
Ø Aunque los motivos anteriores no son necesariamente malos, recuerda que está en juego una buena parte de tu vida futura. No escojas con base en motivaciones simplistas o egoístas.
6. Toma la decisión de buscar la excelencia en todo el trabajo que emprendas.
Esta actitud te permitirá estar listo para emprender retos nuevos con entusiasmo y carácter. En ese sentido, toma en cuenta lo siguiente:
Ø Ten cuidado al escoger una carrera muy nueva (recién iniciada). Puede ser que se cierre por falta de planificación o de estudiantes.
Ø Ten cuidado al escoger carreras con muchos estudiantes. En esas condiciones, la calidad académica baja y la competencia profesional es mucha. Podrías terminar en un mercado saturado de profesionales de esa carrera, lo cual disminuye tus posibilidades.
Ø Procura obtener cierta experiencia profesional mientras estudias, aunque sea en un empleo temporal o como asistente de algún profesional que está estudiando tu carrera.
7. Recuerda que el Señor quiere dirigirte, porque él tiene interés en todas las áreas de tu vida.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11);
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo 32:8);
Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. (Salmo 37:5).
Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas (Proverbios 3:5-6).